miércoles, 16 de septiembre de 2009

FORMAS Y COLORES, EL CENTRO DE LA EXISTENCIA.Manuel Linares Rivas

Formas y colores, el centro de la existencia.
Entretiene los momentos de espera, en una cita, o cuando habla por teléfono, garabateando una libreta, diario inseparable donde acumula dibujos que duermen su franqueza, sin vocación de ser expuestos. Buen conocedor de los secretos de la ilustración, de la pintura, del grabado, de la serigrafía, del diseño gráfico? heredó de su padre la afición al dibujo. El óleo lo fue descubriendo tan pronto como se asomó a las coordenadas del surrealismo. Escudriñador impenitente y porfiado, de un cierto aire distante y habilidoso, la voluntad de avanzar y abrirse camino es su mejor conjuro frente al aburrimiento, que aborrece. Habla a raudales, con sensatez y transparencia, y disfruta los encuentros en corto y sin tumultos. Emprendedor y realista por definición, sabe aportar ilusión y optimismo a las personas de su entorno, y es muy consciente de dónde y cómo se anda y de lo esforzado que es vivir. Su capacidad para referir sensaciones, sentimientos y recuerdos perfectamente compartimentados contrasta con el desorden formal reinante en el estudio, en la casa donde siempre vivió. Cuadros, objetos y cachivaches, libros, aromas y sones de música clásica conforman y aderezan un barullo activo en el que se adivinan gestos de vida y de costumbre, entremezclados con los útiles propios de la dedicación fundamental de su ocupante. Racionalista, práctico y trabajador, su concepto de la amistad es una de las cuadernas del armazón vital que le sostiene, por ello trata a sus amigos ??pocos pero intensos?- con la dedicación y el método debidos, y los recibe y agasaja en el taller, con menús que él mismo prepara, acompañados de vinos monovarietales, sus preferidos, y ceñidos por cafés o infusiones. Karlos Viuda ha tenido siempre la sensación de que las formas y los colores son el centro de su existencia y en los quince años que lleva vendiendo su gusto y su orden en los vericuetos del arte su producción ha supuesto un punto de inflexión, un flujo nuevo, marcado por su actitud personal, próxima y sin complicaciones ni engreimientos, y por sus frutos, realidades frescas en el borde de ataque de lo creativo. Se pregunta cuánto dará de sí todo esto, su profesión, su oficio, que tan seriamente se ha planteado. Ajeno a la creciente institucionalización de la cultura y del arte, no participa del entusiasmo excesivo de muchos artistas por acercarse a las instituciones. Prefiere respirar al aire libre, a mercado abierto, y asumir plenamente sus resultados, sin maquillar de desamparo o inasistencia de terceros los propios yerros y limitaciones. -Háblame de ti, de tu familia? -Nací el año 1973, en León, donde siempre he vivido. Mi madre, Joaquina, es de Fresno de la Vega. Mi padre, Eliseo, era de León, de Puente Castro. Era peluquero y sentía muchísima curiosidad por el mundo artístico. Le gustaba dibujar y tallar la madera. Gracias a él encontré en el dibujo un apoyo importante para entretenerme y ser algo más autónomo en mi tiempo libre, como no tenía más hermanos? Recuerdo que solía llevarme a ver exposiciones y alguna vez le acompañé al estudio de su amigo Monseñor, cuando lo tenía debajo de la Catedral. -¿Qué recuerdas de tu etapa de colegial? -Pues no demasiado. Fui a los Colegios de Guzmán y El Cid. Me aburría solemnemente. Andaba siempre como a otra cosa, nunca me encontré bien allí. Recuerdo que pasaba mucho tiempo haciendo dibujos que luego me rompía el maestro de turno. Lo que más me interesaba era la parte creativa, el dibujo, la poesía... No la lectura en sí, porque te confieso que como hijo de la generación de la inmediatez no soy de los que se lea una novela; me es más fácil ver una película de hora y media? Ya sé que no se puede comparar, pero no tengo voluntad para invertir todo ese tiempo, y en cuanto la tengo entro en ese estado de ansiedad que entraña el acabar el libro? La lectura nunca me ha relajado. -¿Prefieres dedicarte a pensar? No sé, tu vida, tus proyectos? -Sí, a todo hay que darle vueltas, claro. También el pensar me ayuda a dominar mis sentimientos, a controlar mis emociones y a sufrir lo menos posible. Ese ejercicio mental me aporta el equilibrio para poder mantenerme y seguir, aunque en esto no sé cuánto duraré, porque veo a toda una generación de compañeros y de personas que empezaron cuando yo y ahora no están. Cierto que este trabajo lleva a veces a situaciones de vértigo, a no saber muy bien tu destino, y en ocasiones te preguntas si no estarás tirando tu vida por la ventana. *********** Los contenidos que su mente y sus manos tejen encierran una densidad y un barroquismo parejos a su propia personalidad, que a veces puede ser aplastante, pero también reflejan la mesura y la ponderación con que el autocontrol del artista amortigua esa tendencia para sujetar en el quicio su proyecto. La diversidad plástica de las propuestas de Viuda denota, al tiempo que una beligerancia permanente frente a la recurrencia y a la estabilización, claridad de ideas y agilidad mental para materializar la línea vital del eclecticismo que le impulsa, guiado por el afán de generar modulaciones singulares. Y en esa su necesidad de hacer cosas nuevas experimenta con todo tipo de materiales y de técnicas, hasta dar con excitantes juegos de luces y sombras dentro de una sensación de actividad, de movimiento, unas veces, otras, desentrañando con sutileza y precisión las estructuras de la materia, hollada por el paso del tiempo. Karlos Viuda Prieto estudió Grabado, Técnicas de Estampación y Serigrafía Artística en la Escuela de Arte de León, y Litografía en San Sebastián. Sus años de dedicación al mundo del arte están avalados por más de 60 exposiciones colectivas y seis individuales, una de ellas retrospectiva, ?Segmento-95/05?, en Salamanca. De su cursus destacamos dos becas, concedidas por las Diputaciones de León y Guipúzcoa, respectivamente; el Premio de Ilustración y el de Otras Tendencias, que obtuvo en el Certamen Autonómico de Castilla y León (1999); el I Premio de Pintura ?Carriegos? y el segundo Premio Provincia de León (2002), y el segundo Premio de Pintura ?Hospital de León? (2004). En el trabajo de Viuda, como estrategia, laten lo primario y lo secundario, lo visceral y lo racional. Primero, da rienda suelta a los borbotones imparables de su espontaneidad, en sintonía con el expresionismo abstracto, y registra esa potencia gestual, la parte interna que a veces los artistas son capaces de sacar para liberarse de un peso, para limpiarse, como si de un exorcismo se tratara. Luego, captado su raciocinio por la simplicidad, la geometría y la pulcritud del minimalismo, pone un poco de orden y de lógica en tanto caos. Esa anarquía, su magma plástico, tiene continuidad en su método de limpiar-manchar, y en ese caldo de cultivo se devana el proceso creador, al que concurre con todas sus energías, de modo frenético, casi agotador, que después le exige un tiempo de reposo y recuperación. Le hubiera gustado trabajar de otro modo, más sencillo, pero sus propios dictados le han marcado el camino desde los inicios, y los hechos y el tiempo le han obligado a aceptarlo. El resultado está a la vista de todos: obras arriesgadas e innovadoras, propias de quien sabe que sólo con seso y empeño se puede decir algo nuevo, consistente y más allá de la mera ocurrencia. -¿Cuándo decidiste dedicarte a esto? -Supongo que después de haber echado un tiempo considerable en ello y de haber experimentado algunas satisfacciones y, también, frustraciones... Vamos, cuando llego al convencimiento de que no valgo para otra cosa. Ya sé que mucha gente se pregunta cómo nadie puede arruinar su vida manchando tablas de colores, pero hay otras maneras de arruinarla, a veces con un trabajo más estándar, más reconocido. -En tu trayectoria ¿qué estilos y etapas destacarías? -Bueno, parto de la base de que el dibujo es la madre del cordero. Es fundamental para cualquier artesano. Yo entré por ahí, y cuando dibujaba dejaba volar la imaginación y que el trabajo fluyera. Luego me asomé al surrealismo, que me fascinaba y me parecía una vía de escape extraordinaria; de hecho sigo haciendo dibujo surrealista, aunque su peso en mi obra ya no es tan significativo. Del surrealismo figurativo pasé a uno más abstracto, como pasar de Dalí a Miró, y luego me volví más expresionista, más visceral, dejándome llevar más por esa parte onírica. También hice cosas de escritura automática, una especie de caligrafía que no eran sino signos que más adelante ubiqué en celdillas, en un juego de claroscuros? Y así me fui ambientando en un aire más sintético y quizás muchísimo menos barroco, hasta llegar a hoy, que me muevo en el terreno de la abstracción geométrica. -¿Y los móviles, la inspiración?? -Desde el principio de mi actividad me he inspirado más en disciplinas como la música y el diseño industrial, por ejemplo, que en el trabajo de otros artistas. Suelo trabajar con música electrónica, de jazz y clásica. Sostakovich me apasiona y me gusta mucho la música minimalista de Michael Nyman, Philip Glass, Steve Reich, Terry Riley, Wim Mertens? Esta gente me ha ayudado mucho, por su manera de construir y por su coherencia artística. No me hubiera fijado tanto en la cohesión y en la manera de hacer y de ser de un pintor. -¿Qué es más complicado, producir o distribuir? -Todo el proceso lo es. Vayamos por partes. Una cosa es tener oficio y saber desarrollarlo y otra trazar una ruta para distribuir lo que haces. Pero aunque estudies por tu cuenta, hagas un curso aquí y otro allá y estudies en una escuela de arte, tú tienes que encargarte de que lo que haces se convierta en un producto mercantil y de que esté en la calle. Eso no se aprende en los estudios de arte, y también lleva su tiempo. -La gente de la calle, a pesar de que se va incorporando a todo este mundo, sigue mirándolo con recelo? -Yo creo que al público le confunde la situación de los artistas. Ve que hay quienes pintan los fines de semana y hacen una exposición, que su vecino pinta, el otro pinta, se expone en bares, en galerías? y luego tampoco hay tanta diferencia en los precios, lo que perjudica al mercado. Conste que yo tengo, a nivel de artistas, el mismo respeto a uno bueno que cuelga sus cuadros en un bar que al que lo hace en una galería. Pero creo que hay que entrar al mercado y jugársela. -Siendo el arte la expresión de uno mismo, todo artista debería aportar algo nuevo ¿no? -Debería ser así, pero no lo es. Estamos cansados de ver muchas mediocridades que triunfan en todos los campos. Como contrapunto, hay trabajos innovadores que no llegan porque la distribución no apuesta por sus autores. Después hay gente que cuenta con el apoyo de los medios, de modo que, por poner un ejemplo, una canción puesta 50 veces al día en los 40 Principales acaba siendo algo muy bueno, importante? -¿Y ese afán de emulación y copia de lo foráneo? -Al margen de otras consideraciones, creo que los que andamos en esto tenemos que dejarnos llevar por nuestro entorno, por nuestra geografía, por nuestra cultura plástica, porque para hacer arte contemporáneo no hay que emular o parecerse a lo que se hace no sé dónde. Mi fuente de inspiración es la ribera del Torío, mira tú, no necesito más. No necesito hacer grandes viajes, ni tampoco vender la moto, ni envolver mis cuadros de magia mística. Tengo mogollón de vivencias, de experiencias vitales, y no necesito todo lo demás, que está muy bien, por supuesto, pero no lo necesito. -En León la oferta artística es mucha y muy variada ¿a qué se debe? Volvemos un poco a lo de antes: hay mucha gente que va de artista. Hay gente que pone la carne en el asador, te guste su material o no, y que vive de lo que hace, avalada por el mercado. Como ellos hay pocos. Después, hay gente que hace sus cositas, alguna exposición esporádica, y que de vez en cuando venden algo y se sacan una propinilla. Pero hay una serie de cosas por las que hay que pasar, como el entrar en los canales de distribución. Por otro lado, muchos artistas están con las instituciones, como el dinero es pólvora del rey? Incluso la percepción del público es que si una institución apuesta por un artista éste está consagrado ¿?. Yo sólo puedo decirlo de una forma: lo verdaderamente interesante es que una galería apueste por ti y que un particular te compre. -¿Lo más interesante de tu trabajo? -Lo que más me interesa es el proceso, lo que me atrapa, el porqué llego hasta ahí, porque son dos cosas distintas lo que tienes en la cabeza y lo que luego eres capaz de hacer con tus manos y con tus medios. La materialización en sí, el producto final, es una sensación de plenitud de un cuarto de hora, en el que te quedas algo extasiado mirando la pieza, pero también presientes que ya estás a otra cosa. -¿Lo más tedioso? El saber acertar a la hora de poner el producto en la calle. Yo siempre lo he puesto lo mejor que he podido, tanto de precio como de presencia, de modo que el material estuviese a la altura de la sala y que fuera realmente un producto vendible. Fíjate, me hace gracia que a veces hablas con compañeros de estas cosas y está como mal visto lo de vender, pero si no vendes hay un punto de fracaso, es evidente. En mi caso he ido vendiendo y viviendo, más o menos, de lo que vendo, pero también reconozco que es como muy difícil vender en León lo que yo hago. -¿Y lo más arriesgado?? -El que esto es una carrera de fondo, un trabajo bastante personal que después enseñas y? a esperar. En un momento, sí, las instituciones pueden ser un apoyo. Como cuando la Diputación me becó hace cuatro años. Para mí fue un estímulo importante y a lo mejor a eso le debo el seguir aquí. Pero, claro, el becado tiene que ser una persona joven y sin medios. Es decir, luego hay que seguir. Claro, te asalta la duda ¿y si me meto en el negocio y fracaso? De ser así tendría que asumirlo y dedicarme a otra cosa. -¿Vas consiguiendo lo que querías? -No sé qué decirte. La verdad es que tengo la sensación de haber estado buscando toda mi vida algo que no acabo de encontrar, como que anhelo algo que no sé lo que es, y eso me produce sentimientos contrarios, de vitalidad, de desengaño... que unas veces me estimulan para trabajar y otras me frenan. Es algo que no puedo concretar ni en personas ni en espacios. -¿Te ha tratado bien León, te ha entendido? No me quejo, sinceramente, aunque reconozco, una vez más, que el material que yo hago es raro. Desde joven tuve la oportunidad de colocar cosas en las galerías, oportunidad que otros compañeros míos, tan buenos o tan malos como yo, no han tenido. Recuerdo, por ejemplo, la gran exposición individual que hice con Germán, en Centro Arte, que para mí fue muy importante. Luego expuse en Sharon Arte, en Lancia? Estoy contento, sí. +++++++++ En su búsqueda de una sensación general que capte al espectador, Karlos Viuda bautiza sus exposiciones, pero no cada cuadro. Son parte del todo. En esos proyectos cerrados le gusta poner a prueba su capacidad para contener y ofrecer la coherencia que a veces descubre en los trabajos de esos músicos que anteriormente nos decía que, en ocasiones, tanto le inspiran .Tal vez debería acompañar sus exposiciones con las músicas que han activado su motivación.
El artista y sus claves.El filandón.nº.1018

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